El año pasado fuimos testigos de los esfuerzos monumentales por parte de los jóvenes para mejorar nuestro mundo, sin embargo, es necesario hacer más.
por Xan Northcott
Teniendo en cuenta nuestro presente, es difícil ignorar las crisis a las que aún nos enfrentamos: millones de personas viven en extrema pobreza, existen numerosos conflictos violentos y nos hallamos ante una creciente crisis ambiental. Éstos son solo algunos de los temas sobre los que tanto los jóvenes como todos nosotros debemos actuar urgentemente. La idea de que los jóvenes no ven estas crisis como realistas, no les afecta o no les interesa es errónea.
En los últimos años, ha comenzado a surgir un cambio sistémico sobre el papel y participación de los jóvenes en la lucha contra los grandes retos a nivel global. Por otra parte, la tecnología está cada día más avanzada, produciendo nuevos productos, herramientas y servicios que podrían tener un impacto masivo. No se sabe todavía si estas nuevas tecnologías tendrán una influencia positiva o negativa, lo que sí está claro es que los jóvenes, a menudo, están a la vanguardia del desarrollo y la adaptación a estos nuevos avances. Esta es la razón por la cual la 24ª Sesión de la Asamblea de la Juventudlleva el título de Nuevos Horizontes para la Juventud Global.
A lo largo del siglo XX, el discurso global sobre los “jóvenes” solía tener una connotación peyorativa, ya que se consideraba que los jóvenes eran problemáticos y propensos a la delincuencia y el desorden. Sin embargo, poco a poco la narrativa ha ido cambiando. Usando las palabras del Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, los jóvenes hoy en día son reconocidos por su potencial extraordinario y se considera que tienen las competencias y aptitudes necesarias para tomar acciones determinantes. La primera Asamblea de la Juventud que tuvo lugar en 2004, fue uno de los primeros pasos en la consolidación de esta nueva visión de los jóvenes.
Uno de los primeros delegados de la Asamblea de la Juventud fue Ahmad Alhendawi, quien, a los 29 años de edad, se convirtió en el primer Enviado del Secretario General de las Naciones Unidas para la Juventud. Bajo su mandato, Ahmad no solo se centró en los problemas que afectan a los jóvenes, sino que también se centró en incrementar la participación de los jóvenes y en facilitar la colaboración entre jóvenes de diferentes niveles económicos y sociales.
En el año 2015, la aprobación de la Resolución 2250 sobre la Juventud, Paz, y Seguridad, constituyó la primera Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la Juventud. En esta Resolución se instó a los Estados Miembros de la ONU a “aumentar la representación de la juventud en la toma de decisiones a todos los niveles”. Este espíritu se esta extendiendo por todo el sistema de las Naciones Unidas, con el lanzamiento de una Nueva Estrategia para la Juventud, elaborada en el 2018. De forma paralela, los movimientos juveniles han crecido exponencialmente a nivel nacional.
Además, muchos jóvenes han asumido poder político. Tal es el caso de Emmanuel Macron, actual Presidente de Francia, quien fue elegido a la edad de 39 años y Jacinda Ardern, Primera Ministra de Nueva Zelanda, elegida a los 38 años. En Canadá, el primer ministro Justin Trudeau ha creado la primera política sobre la juventud. Se han instaurado Ministerios de Juventud en numerosos países tales como Emiratos Árabes Unidos, cuya cartera está a cargo de Shamma Al Mazrouei de 22 años; Malasia, con Syed Saddiq de 26 años a la cabeza y Argentina, con el nombramiento de Pedro Robledo de 27 años, quien además, es el Director Ejecutivo del Instituto Nacional de la Juventud de Argentina. Incluso en los Estados Unidos, donde la edad media de los congresistas es de 58 años, Alexandria Ocasio-Cortez fue elegida como congresista este año con 29 años, convirtiéndose en la mujer más joven del Congreso.
Mientras que estas señales de cambio e inclusión de los jóvenes son alentadoras, éste no es el momento de confiarnos. Aunque hayamos visto avances en el rol de jóvenes en ciertos países, en la gran mayoría, éste no es el caso. Aún hay millones de jóvenes que necesitan participar y trabajar conjuntamente para enfrentarse a los grandes desafíos globales. La única forma de lograr un impacto a gran escala es a través de que más jóvenes formen parte de este movimiento. Actualmente, ningún país está en camino de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Los jóvenes todavía tienen una participación muy baja en las elecciones y los que sí se involucran tienen muchas dificultades para encontrar apoyo.
Es posible que el liderazgo juvenil sea el factor que finalmente impulse el equilibrio mundial hacia un futuro mejor. La XXIV Sesión de la Asamblea de la Juventud es una plataforma desde donde esperamos que los líderes jóvenes puedan desarrollar nuevas capacidades, ideas, redes, contactos y oportunidades para generar impacto. Queremos mirar hacia los Nuevos Horizontes para la Juventud Global, con la esperanza de que los jóvenes puedan convertir este horizonte en un futuro lleno de progreso, esperanza y que podamos poner fin a estos desafíos globales que han persistido durante siglos.